martes, 7 de agosto de 2012

Reemplazo

¿Qué es lo que más te duele? Supongo que el simple hecho de no poder hacer nada.
(...) nada...
No dejo de pensar, no puedo mantener la mente en blanca. Se perfectamente, capullos, que es imposible dejar de pensar. Siempre tienes la mente llena de basura, una canción, una idea, un origen, algo. Pero se dice esta frase hecha cuando no has dejado de darle vueltas a una misma cosa durante mucho tiempo. Pensar las cosas demasiado siempre lleva al hecho de meter la pata en una proporción directa, meterla hasta el fondo y quedarte con cara de tonto mirando a la derecha de la pantalla de tu ordenador, esperando algo que quieres que llegue, no sabes qué será, pero sabes qué quieres que diga.

Ahí no acaba la cosa, apoyas la cabeza en la almohada e intentas ver algo en la oscuridad, la lámpara que cuelga del techo, la mesa, la silla, incluso intentas ver los pequeños salientes del gotelé, que los imaginas, crees que los ves pero sabes que es imposible. Entonces te quedas mirando al techo, se te abre la boca sin querer, le das vueltas y vueltas para acabar echándote las manos a la cara y rascandote los ojos que te pican porque te has olvidado de parpadear. Luego notas la falta de aire, el corazón se acelera y recuerdas que tienes que respirar, tomar oxigeno para vivir. Yo prefiero no acordarme de respirar, así me falta el oxigeno y me duermo antes.


Saber que no tiene razones para lo que hace. Saber que es todo un malentendido. Saber, tanto saber y no saber qué hacer. Te despiertas temprano pensando en lo mismo. Justo antes de despertar has visto un rostro, lo único que te hace feliz ya que no recuerdas su voz. Se mezcla con el pasado y se hace incomprendible, recuerdas frases que te ha dicho, palabras, pero la voz quedó olvidada. Intentas volver a dormir, volver a soñar con lo último, con la belleza pero es imposible, el cerebro vuelve a ponerse al 300% y no eres capaz ni de mantener los ojos cerrados. Das vueltas en la cama, imaginando que la besas, imaginando que todo es diferente hasta que te parece buena hora para levantar el culo de la cama y ponerte a hacer lo mismo que hace un mes: NADA. 

Si algo me caracteriza es que soy un jodido cabezón. Cabezón, cabezón.

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