domingo, 20 de octubre de 2013

Gota de agua

There's a starman waiting in the sky He'd like to come and meet us...
David Bowie 

Esta es la historia de una gota que tenía en la barbilla. Marta se sentó en la cama mientras miraba mis dedos que delicadamente sacaban de sus ojales todos los botones de su camisa. Sonrió y se tapó la boca; seguía mirándome las manos con obsesión, alternando izquierda y derecha. Terminé y la miré fijamente, me devolvió la mirada, una mirada salvaje, se mojó los labios y lanzó sus manos hacia el botón de mi pantalón. La detuve antes de que bajara la cremallera invitándola a ser la protagonista única de la historia, rió otra vez y yo reí con ella, una risa nasal e inocente que me ruborizó un poco. Le quité los zapatos agachándome sin apartar la mirada de la suya, primero el derecho y luego el izquierdo.
Subí sus piernas a la cama flexionándole las rodillas delicadamente, ella echó su cuerpo hacia atrás; su respiración, entre cortada, se volvió más profunda e impaciente. Me incorporé y vi cómo se tapaba los ojos y se mordía los labios. Me tomé unos segundos para observarla, admirar toda la perfección que inundaba el ambiente, explorar mis deseos y dejarme dominar por ellos.
Comencé a bajarle los pantalones descubriendo dos suaves y eternas piernas. Mi pelea por intentar sacar los pitillos por sus enormes pies volvió a hacernos reír, esta vez ella hizo un sonido ronco y se tapó toda la cara con las manos. La cogí con fuerza de la cintura y la llevé más arriba, me situé entre sus níveas piernas, me mojé los labios, la miré a los ojos y, rozando la parte superior de los muslos con las palmas de mis manos, sujeté finamente la goma de su ropa interior, tirando y descubriendo la más maravillosa vulva del universo. Volví la mirada, no está ella, ya no hay nada... sólo hay una risa que me hiela el alma.



Apoyé mi cara en su rodilla, sonreí travieso y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Pero la gota que tengo ahora es por comerme una pera conferencia, deliciosa, jugosa, húmeda, tierna, suave....